LA HISTORIA DEL ÚLTIMO MATRIMONIO DE ANCIANOS DE UN PUEBLO,

QUE SALÍA A LA CALLE CON MASCARILLA

Bajaban por el camino de la fuente, cada día. Al llegar a la chopera, doblaban a la izquierda por el sendero de las huertas. Ya nadie las cultivaba. El otoño por allí empezaba ya a refrescar en serio. Volvían a entrar al pueblo por la calle de la iglesia, que ya no tenía nada más que casas caídas. Se sentaron en la plaza desierta a esperar a la furgoneta del pan. Oyeron el claxon. Raúl les saludó con la sonrisa de siempre. “Tengo hoy un pan de aceite...” “Aquí les traigo mascarillas. No consumen tantas mascarillas ni en la capital. Pero si ustedes aquí, con este aire, no las necesitan… ¡Si no hay nadie más en el pueblo!” “¡Vete a saber si no nos lo traes tú, cascante!” “¡Pero no ves que es chica, el virus! ¡Que es la covid! ¡A mí, las chicas ni se me acercan!” Se rieron juntos. Luego Raúl se fue y ellos se quedaron serios. El coronavirus, para ellos, era la muerte.

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