LA HISTORIA DE LA MUJER A LA QUE SU MARIDO TENÍA ENCERRADA

DESDE QUE EMPEZÓ EL CONFINAMIENTO

Aprovechó que ella se había quedado en paro, para obligarla a quedarse en casa. Durante el confinamiento, sólo la dejaba salir a comprar si iba con él. Una persona que no trabajaba no tenía derecho a salir a la calle. Ella vivía presa de aquel “te mato” con el que él acababa todos sus discursos. La pegaba, la empujaba, la humillaba. Le obligó a tener todas las persianas cerradas, en pleno día, porque tanto salir al balcón, le hizo sospechar de un vecino de enfrente que, en cierta ocasión, dirigió sus ojos hacia ellos. “¿Tú qué cojones miras?” Y así pasaron los meses. “Como pase delante y vea una rendija abierta…” Ella sólo deseaba que les entrara el virus de una vez y que acabara con aquello.

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